La Primera Visión:

Viaje a la Arboleda Sagrada

La Arboleda Sagrada

A unos quinientos kilómetros de la ciudad de Nueva York hay un área de cuatro hectáreas de bosque que visitan más de cien mil personas cada año.

¿Por qué deciden ir allá?

Para recordar una oración que se ofreció hace doscientos años, una oración que ha cambiado sus vidas.

La fe de más de 16 millones de personas se origina en acontecimientos que tuvieron lugar en ese bosque, en las preguntas que el joven José Smith formuló y las respuestas que Dios le dio.

Viaje a Palmyra

El camino que condujo a José Smith hasta la Arboleda Sagrada comenzó en 1816 con una crisis económica devastadora. Las heladas que hubo cada mes del año y las tormentas de nieve en junio arruinaron todas las cosechas en Vermont e hizo elevar el precio de los alimentos, obligando a miles de granjeros pobres y destrozados, entre ellos la familia Smith, a salir del estado.

Lea el tomo I de Santos

Las primeras dificultades de la familia Smith

Cuando José Smith llegó a Nueva York a la edad de once años, ya había experimentado tanto la crueldad como la compasión que esos tiempos de desesperación despertaron en las personas.

En los años que siguieron, mientras trabajaba junto a sus padres y hermanos mayores para labrarse un futuro para él y su familia, que constaba de diez miembros, con frecuencia meditaba en “la situación del mundo de la humanidad”.

¿Por qué los seres humanos eran, por lo general, tan desconsiderados a pesar de tener elevados ideales religiosos? Y ¿por qué él, en su juventud, fallaba tan a menudo en vivir a la altura de lo que sabía que era bueno y justo?

“Dios no podía ser el autor de tanta confusión”.

Creencias religiosas de la época de José Smith

Santiago 1:5

José buscaba a Dios mediante el estudio de la Biblia, la meditación personal y la asistencia a diversas iglesias. Un día, al leer Santiago 1:5, sintió que Dios estaba hablándole directamente a él por medio de ese texto antiguo.

“Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, quien da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada”.

Los deseos de su corazón

Santos, tomo I: Capítulo 2

“Me retiré a la silenciosa arboleda…”

Primero escogió el lugar: un sitio tranquilo en el bosque donde pudiera sentirse solo y, al mismo tiempo, rodeado por la creación de Dios. Entonces, una mañana temprano, se arrodilló allí para “elevar a Dios el deseo de [su] corazón”.

No sabemos y no podemos saber todo lo que había en el corazón de José Smith aquella mañana. Sabemos que sentía el peso de un mundo quebrantado y de sus propias faltas. Sabemos que deseaba encontrar una religión y una comunidad que fueran guiadas por Jesucristo; y sabemos que Dios conocía su corazón y que veía que era receptivo.

Tras una lucha inicial para orar, José se vio “rodeado de una luz tan brillante que superaba la del sol del mediodía” y sintió un “gozo inefable”. En la luz, vio a dos personajes “cuyo fulgor y gloria no admiten descripción”: Dios el Padre y Jesucristo.

Relatos de la Primera Visión

Pronto llegaría el momento en que el Señor daría a José Smith una obra que realizar.

Aun cuando la visión fue gloriosa, fue aún más importante su mensaje. Jesús le dijo a José que las personas se habían apartado de Él; aunque todavía hablaban de Cristo, habían perdido el poder pleno de Su verdad.

La iglesia que José buscaba ya no existía sobre la tierra, pero pronto llegaría el tiempo en que sería restaurada, cuando las antiguas profecías y convenios comenzarían a cumplirse.

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