“Mujeres mormonas de la vida real”

Inez Knight Took on Weighty Role of Ambassador for LDS Women

Elizabeth Maki

Inez Knight

A finales del siglo XIX, con la Iglesia SUD establecida sólidamente en los recónditos valles de Utah, se oían rumores descontrolados sobre la vida de los Santos de los Últimos días en otras partes del mundo. En particular, eran frecuentes las historias sobre las mujeres oprimidas de Utah. Esas historias se difundieron entre las poblaciones que ocasionalmente veían a los hombres SUD predicar como misioneros, pero que no podían imaginarse cómo eran las mujeres mormonas.

Un sábado por la noche de 1898, en Oldham, Inglaterra, todo eso empezó a cambiar. Durante una reunión en la calle, un miembro de la presidencia de misión de Inez Knight anunció que al día siguiente habría “mujeres mormonas reales” que tomarían la palabra en las reuniones de la Iglesia1.

Inez Knight y su amiga, Jennie Brimhall, acababan de llegar a Inglaterra como las primeras misioneras jóvenes y solteras que llamó la Iglesia SUD a servir en el mundo. En parte, su presencia en Inglaterra iba dirigida a hacer justo lo que se había anunciado esa noche en Oldham: presentar al mundo a una mujer “mormona real”.

El anuncio de que éramos SUD o mormonas y de que una hermana tomaría la palabra atrajo a una multitud. Me dirigí durante quince minutos a una multitud entusiasta; una multitud deseosa de recibir folletos.

Inez Knight

Hacer esto fue fundamental para la Iglesia en ese momento. Sólo habían pasado ocho años desde el Manifiesto de 1890 que señaló el principio del fin de la práctica del matrimonio plural en la Iglesia SUD2, una práctica que había generado descripciones populares de mujeres mormonas oprimidas y esclavizadas. En abril de 1898, el presidente George Q. Cannon relató la experiencia de una pareja SUD que viajaba por el este de los Estados Unidos y que observó “expresiones frecuentes sobre este tema entre personas que no se habían unido a la Iglesia: “Hemos visto a los élderes mormones, pero no hemos visto a las mujeres mormonas; nos gustaría ver a algunas mormonas y comprobar qué tipo de personas son’”3.

La Iglesia esperaba que con el envío de varias mujeres SUD ejemplares al campo misional se pudieran contrarrestar los mitos, e Inez debía estar consciente que su presencia en aquella esquina era muy importante.Inez tuvo una “sensación de malestar” cuando se le recordó públicamente todo lo que ella representaría al tomar la palabra como misionera de la Iglesia4.

Inez habló la noche siguiente, escribió, “llena de temor y temblores, pero me sorprendí a mí misma”5. Dos días después, Inez escribió que había hablado en un lugar mucho menos público, en una reunión celebrada en una casa, y no mencionó haber sentido nervios. Pero esa misma semana la llamaron de nuevo a hablar en una reunión en la calle y volvió a ponerse nerviosa. Inez observó que la “multitud escuchó con atención, pero no me extendí durante mucho tiempo”6.

Durante los primeros meses de su misión, Inez experimentó con frecuencia un gran nerviosismo al cumplir con sus obligaciones y reveló su angustia en su diario: “Asistí a una reunión en la calle y tomé la palabra. Participamos en una reunión normal en una casa. Pese a todo, tenía la impresión de que cada vez que me llamaban a hablar sentía más temor. Oh, nunca me olvidaré de aquellos sentimientos de temor y esos temblores, si es que algún día me libro de ellos7”.

En una carta que dirigió al Young Woman's Journal que se publicó en abril de 1899, Inez subrayó la concentración y la fe que la ayudaron a superar su inquietud como embajadora de las mujeres Santos de los Últimos Días: “Hay algo que sigue igual”, escribió, “y son el miedo y los temores que acompañan nuestra obra. El Señor nos está bendiciendo en abundancia en nuestro esfuerzo y, aunque nuestro horizonte no siempre está libre de nubes… nos regocijamos en la obra”.

Inez demostró repetidamente que estaba dispuesta a actuar a pesar de sus temores, concentrada en hacer las buenas e importantes obras para las cuales la habían enviado. En una reunión en la calle que tuvo lugar en el otoño de 1898, observó que las palabras de sus compañeros varones estaban siendo ignoradas en gran medida por la multitud. “Así que volvimos a cantar”, escribió en su diario esa noche, “y el anuncio de que éramos SUD o mormonas y de que una hermana tomaría la palabra atrajo a una multitud. Me dirigí durante quince minutos a una multitud entusiasta; una multitud deseosa de recibir folletos8”.

Con el tiempo, parece ser que Inez superó su inquietud. A lo largo de su misión, las entradas de su diario continuaron reflejando sus asignaciones de hablar en público, pero ya no mencionan su nerviosismo con tanta frecuencia. Además de relacionar su aumento de seguridad a la experiencia, Inez lo atribuyó también a la fe del resto de misioneros: “Por la noche me dirigí a una gran multitud, pero fui bendecida por las oraciones de otros misioneros”9, escribió. Y ese aumento de seguridad era evidente para su audiencia.

En septiembre de 1898, Inez escribió acerca de una reunión en la calle que tuvo lugar en Bedminster, cerca de Bristol. Con una “buena multitud” ya reunida, se le indicó que tomara la palabra. “Con la ayuda del Señor”, escribió Inez, “hablé durante 20 minutos. Al terminar, un desconocido dijo: ‘Que Dios bendiga su misión’”10.

Notas al pie de página

[1] Inez Knight Allen, diario de Inez Knight Allen, 1898-1899, colecciones digitales de la Biblioteca Harold B. Lee de BYU, pág. 17.

[2] Kelly Lelegren, “Real, live Mormon women”: Understanding the role of early twentieth-century LDS Lady Missionaries (tesis, Universidad del Estado de Utah, 2009), pág. 17.

[3] George Q. Cannon, discurso, Informe oficial de la 68 Conferencia Anual de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, 6, 7, 8 y 10 de abril de 1898, (Salt Lake City: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, 1898), págs. 6-8.

[4] Inez Knight Allen, diario de Inez Knight Allen, 1898-1899, colecciones digitales de la Biblioteca Harold B. Lee de BYU, pág. 17.

[5] Inez Knight Allen, diario de Inez Knight Allen, 1898-1899, colecciones digitales de la Biblioteca Harold B. Lee de BYU, pág. 18.

[6] Inez Knight Allen, diario de Inez Knight Allen, 1898-1899, colecciones digitales de la Biblioteca Harold B. Lee de BYU, pág. 19.

[7] Inez Knight Allen, diario de Inez Knight Allen, 1898-1899, colecciones digitales de la Biblioteca Harold B. Lee de BYU, pág. 22.

[8] Inez Knight Allen, diario de Inez Knight Allen, 1898-1899, colecciones digitales de la Biblioteca Harold B. Lee de BYU, pág. 75.

[9] Inez Knight Allen, diario de Inez Knight Allen, 1898-1899, colecciones digitales de la Biblioteca Harold B. Lee de BYU, pág. 20.

[10] Inez Knight Allen, diario de Inez Knight Allen, 1898-1899, colecciones digitales de la Biblioteca Harold B. Lee de BYU, pág. 73.