Historia de la Iglesia
La ofrenda aceptable del Campo de Sion


La ofrenda aceptable del Campo de Sion

D. y C. 103, 105

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“El Campo de Sion llega a Misuri”

Nathan Baldwin, de veintidós años de edad, se sorprendió cuando, mientras predicaba el Evangelio en Connecticut, en febrero de 1834, tuvo la impresión de “ir al oeste”1. Nathan, nacido en 1812 en Augusta Township, Condado de Grenville, Alto Canadá, se bautizó el 28 de abril de 1833 y desde ese entonces predicó en el este de los Estados Unidos. Rápidamente obedeció la impresión de ir al oeste. “Inmediatamente dirigí mi rostro hacia el oeste”, escribió, “y comencé a volver sobre mis pasos al tiempo que me preguntaba… ¿para qué tendré que ir al oeste?” Cuando llegó a Oswegatchie, Nueva York, un joven llamado Reuben Foote le dijo que los santos habían sido expulsados del Condado de Jackson, Misuri, en el otoño de 1833, y que el profeta José Smith estaba planeando dirigir una expedición para ayudar a los miembros de la Iglesia que habían sido desplazados. En ese momento, Nathan sintió que entendía por qué el Señor le había mandado al oeste: para que pudiera unirse a la expedición2.

La información que recibió en Oswegatchie era correcta. Más o menos al mismo tiempo en que Nathan se sintió inspirado a viajar al oeste, Parley P. Pratt y Lyman Wight viajaron de Misuri a Kirtland, Ohio, para explicarle a José Smith y al sumo consejo de Kirtland la grave situación de los santos, que ahora vivían principalmente en el Condado de Clay, Misuri. Pratt y Wight se preguntaban cómo y cuándo sería redimida Sion, lo cual significaba cómo y cuándo recuperarían los santos sus tierras en el Condado de Jackson. Tras escuchar a ellos, José Smith declaró “que él iría a Sion para ayudar a redimirla”, y pidió voluntarios que lo acompañaran3.

Ese mismo día, José recibió una revelación, actualmente Doctrina y Convenios 103, que le mandaba reclutar hasta quinientos “de los de la fuerza de [la] casa [del Señor]”, miembros de la Iglesia jóvenes y de edad madura, que fueran a Sion, en donde recuperarían la viña del Señor4. Unos cuantos meses antes, en diciembre de 1833, el Señor había indicado este intento de redimir a Sion en la revelación que en la actualidad se encuentra en Doctrina y Convenios 101. La revelación contenía una parábola de un noble cuya viña había sido invadida por sus enemigos, y el cual mandó a su siervo que congregara un ejército para recuperar sus tierras5. En la revelación de febrero de 1834, el Señor señaló a José Smith como el siervo de la parábola, y lo llamó a dirigir una expedición a Sion6.

Nathan Baldwin respondió a la convocatoria de voluntarios y llegó a Kirtland el 3 de mayo de 1834, sólo dos días antes de que José partiera con un contingente de hombres hacia Misuri7. Bajo el liderazgo de Lyman Wight y Hyrum Smith, casi otras veinte personas salieron del Territorio de Michigan el 5 de mayo8. Con los reclutas que se unieron a lo largo del camino, la expedición —conocida en la época como el Campo de Israel y posteriormente como el Campo de Sion— llegó finalmente a contar con unos doscientos cinco hombres y aproximadamente veinticinco mujeres y niños9.

Sidney Rigdon y Oliver Cowdery explicaron las metas de la expedición en una carta que enviaron a los santos de todos los Estados Unidos, en la que suplicaban ayuda. La carta explicaba que el grupo avanzaría hacia el Condado de Clay, Misuri, en donde los líderes de la Iglesia pedirían al gobernador de Misuri, Daniel Dunklin, que convocara a la milicia del estado, algo que José Smith y los demás creían que él estaba dispuesto a hacer. La milicia escoltaría a los santos de regreso a sus tierras en el Condado de Jackson, y luego serían relevados de su asignación. Los miembros del Campo de Sion se quedarían allí y servirían como fuerza de protección para asegurarse de que los miembros de la Iglesia no volverían a ser expulsados10.

No obstante, ninguno sabía cuál sería la reacción de las personas que estaban en Misuri cuando el campo llegara al estado. Nathan Baldwin estaba convencido de que tendría que luchar como miembro del campamento, y esto le preocupaba como persona pacífica que era. “No había nada que fuera más repugnante para mi sensibilidad que desplegar las armas de muerte” recordó Baldwin, “pero de todas maneras obtuve un rifle, equipo y munición, y traté de adiestrarme en su uso”11.

Los participantes pagaron ellos mismos la mayor parte de los gastos del campo. Los miembros de la Iglesia aportaron trescientos dólares estadounidenses a la expedición, pero no era suficiente. Poco después de partir de Kirtland, los integrantes del campo donaron su dinero y crearon un fondo general para los gastos. Algunos miembros no tenían nada que contribuir; otros, como John Tanner, aportaron hasta ciento setenta dólares. Nathan Baldwin sintió que era un honor para él donar catorce dólares. Además, el campo estaba organizado en compañías de doce hombres cada una, y cada hombre tenía una responsabilidad determinada dentro de la compañía. A Nathan se le dio la asignación de proveer agua12.

Durante el siguiente mes y medio, Nathan y el resto del Campo de Sion avanzaron hacia Misuri a través de Ohio, Indiana e Illinois. El paso era ligero, y la expedición recorría hasta cuarenta millas [más de sesenta y cuatro kilómetros] al día. “Como los carromatos estaban prácticamente llenos de equipaje, teníamos que viajar a pie”, recordó Nathan posteriormente. Esto hizo que nuestros pies estuvieran adoloridos, nos salieran ampollas e incluso que “los dedos de nuestros pies estuvieran tan descarnados que la sangre nos empapara los calcetines”13. Aunque algunos en el campamento, como Sylvester Smith, se quejaban todo el tiempo, indignados por la comida que tenían que comer y la falta de agua, Nathan (junto con la mayor parte de los del campo) avanzaba estoicamente sin quejarse, aun cuando lo único que tenía para beber era el rocío que “recogía pasando rápido un plato por el pasto”14.

A principios de junio de 1834, el campo atravesó el río Misisipi hacia Misuri15. El 7 de junio llegaron a Salt River, en donde había una rama de la Iglesia. El 8 de junio, el grupo del Territorio de Michigan se unió al contingente de Kirtland y el 12 de junio, después de reorganizarse, el campo continuó su viaje hacia el Condado de Clay16.

El 19 de junio, recordó Nathan, el grupo “acampó sobre una pequeña colina en una bifurcación del río Fishing, cerca de un centro de reuniones bautista construido con troncos tallados”17. Mientras preparaban el campamento para la noche, “varios hombres armados” se acercaron y les dijeron que “verían el infierno antes de que llegara la mañana”. Un enorme grupo de hombres (Nathan recuerda unos mil seiscientos, pero otros apuntan entorno a quinientos) aguardaron la puesta de sol para asaltar el campamento18. No bien hubieron proferido esta amenaza, recordó Nathan, “apareció un pequeño nubarrón por el oeste que aumentó de tamaño, hasta que pronto todo el cielo azul se tiñó de gris, mostrando un aspecto vengativo mientras la lluvia descendía en torrentes, rugían los vientos y se veían y oían relámpagos y truenos tan intensos como rara vez se ven y se oyen”19. También cayeron granizos, algunos “tan grandes como puños”, que rompieron ramas de árboles e hicieron astillas las cercas. La gran tormenta hizo que el río “se desbordara de manera increíble, de modo que [ellos] no pudieron avanzar, ni [sus] enemigos pudieron alcanzarlos, si se hubiesen animado a intentarlo”.

Nathan y los demás integrantes del campo comprendieron que la tormenta era evidencia de la protección de Dios, ya que evitó que el grupo de hombres atacara el campamento. “Previamente, el Señor había dicho que Él libraría las batallas de Sus santos”, declaró Nathan, “y parecía que el mandato de utilizar la artillería de los cielos en defensa de Sus santos hubiera salido directamente de Su presencia”20.

Dos días después de la tormenta, un grupo de hombres que venían como representantes de los condados de Ray y Clay se presentaron en el campamento y le dijeron a José Smith que la llegada del campamento había enfurecido a la mayoría de los residentes del oeste de Misuri. De hecho, algunos periódicos informaban de que un enorme contingente de hombres se había reunido en el condado de Jackson, preparado para derramar sangre en caso de que el campo atravesara el río Misuri. Los representantes de los condados de Ray y Clay dijeron a los del campo “qué curso habían de seguir a fin de asegurarse” “el favor y la protección” de los residentes del oeste de Misuri21. José Smith supo también que el gobernador de Misuri, Daniel Dunklin, no estaba dispuesto a convocar a la milicia del estado en esa ocasión, lo que significaba que no habría escolta militar que acompañara a los santos de regreso a sus tierras en el condado de Jackson22.

El 22 de junio, José llevó a cabo un consejo “para determinar las medidas” que el campo había de tomar23. Durante el consejo, él dictó la revelación que hoy día se encuentra en Doctrina y Convenios 105, la cual, según el integrante del campo Joseph Holbrook, “[mostraba] la voluntad de Dios concerniente a la redención de Sión”24. La revelación informaba a los integrantes del campo que ya no se requería de ellos que redimieran a Sion en esa ocasión, haciendo hincapié en que Dios libraría las batallas de Sion y que los élderes de la Iglesia debían ser investidos con poder antes de que pudiera verificarse la redención de Sion. La revelación también aseguraba a los participantes que el Señor aceptaba su ofrenda de tiempo y dinero a la causa de Sion25. Para Nathan Baldwin, esta revelación “fue más grata para [él] que cualquier cosa que hubiera escuchado antes, con la sola excepción del Evangelio”. Otros integrantes del campo no compartieron su punto de vista. Nathan recordó que algunos apostataron de la fe porque se sentían decepcionados por el hecho de que no se les hubiera permitido luchar26.

Al ya no tener que redimir Sion, el campo comenzó a disolverse, y se apresuró el relevo de su asignación cuando ocurrió un brote de cólera a finales de junio. Treinta miembros del campo murieron, así como dos miembros de la Iglesia que vivían en Misuri. “Algunos de los mejores hombres del campo” murieron por causa de la epidemia, recordó Nathan. Nathan y el resto de participantes que no cayeron enfermos se movilizaron para cuidar de aquellos que sí lo estaban27.

El 1 de julio de 1834, Nathan recibió su relevo oficial del campamento, así como la parte del dinero que había consagrado y no se había gastado. Se le debían 1,16 dólares, pero sólo recibió un dólar porque no tenían cambio exacto. Durante las semanas que siguieron viajó de regreso a Kirtland sólo con ese dólar para su sustento28.

Aunque experimentó privaciones y dificultades durante el viaje, el tiempo que Nathan Baldwin pasó con el Campo de Sion estableció un fundamento para el resto de su vida. Pronto tuvo el privilegio de participar en la Escuela de los Élderes en Kirtland, con José Smith y otros alumnos. También estuvo entre aquellos integrantes del campo que fueron llamados a servir en el primer Cuórum de los Setenta. Siempre recordaría lo que el Señor declaró en la sección 105 acerca de los participantes en el campo: “He oído sus oraciones y aceptaré su ofrenda”29.

  1. Nathan B. Baldwin, Account of Zion’s Camp, págs. 6–7, Biblioteca de Historia de la Iglesia, Salt Lake City.

  2. Baldwin, Account of Zion’s Camp, págs. 7–8.

  3. “Minutes, 24 de febrero de 1834”, págs. 41–42, josephsmithpapers.org.

  4. “Revelación, 24 de febrero de 1834 (D. y C. 103)”, págs. 7–18, josephsmithpapers.org.

  5. “Revelación, 16–17 de diciembre de 1833 (D. y C. 101)”, págs. 73–83, josephsmithpapers.org.

  6. “Revelación, 24 de febrero de 1834 (D. y C. 103)”, págs. 12-13, josephsmithpapers.org.

  7. Baldwin, Account of Zion’s Camp, pág. 8.

  8. Diario de la Rama de la Iglesia de Cristo en Pontiac, pág. 1. Biblioteca de Historia de la Iglesia, Salt Lake City.

  9. “History, 1838–1856, tomo A-1, del 23 de diciembre de 1805 al 30 de agosto de 1834”, págs. 477–478, josephsmithpapers.org; Heber C. Kimball, Autobiografía, aprox. 1842–1858, pág. 11, Biblioteca de Historia de la Iglesia, Salt Lake City; Andrea G. Radke, “We Also Marched: The Women and Children of Zion’s Camp, 1834”, BYU Studies, tomo 39, núm. 1, 2000, págs. 149–159.

  10. Carta de Sidney Rigdon y Oliver Cowdery, 10 de mayo de 1834, Biblioteca de Historia de la Iglesia, Salt Lake City.

  11. Baldwin, Account of Zion’s Camp, pág. 8.

  12. “Account with the Church of Christ, aprox. 11–29 de agosto de 1834”, pág. 1, josephsmithpapers.org; Baldwin, Account of Zion’s Camp, págs. 9, 15.

  13. Baldwin, Account of Zion’s Camp, pág. 9.

  14. Baldwin, Account of Zion’s Camp, págs. 11–12; “Minute Book 1”, págs. 58–59, josephsmithpapers.org.

  15. Joseph Smith, “Carta a Emma Smith, 4 de junio de 1834”, pág. 56, josephsmithpapers.org.

  16. Baldwin, Account of Zion’s Camp, pág. 11.

  17. Baldwin, Account of Zion’s Camp, pág. 12; el uso de las mayúsculas del inglés se ha estandarizado.

  18. Véase, por ejemplo, George A. Smith, Autobiografía, págs. 42–43, Biblioteca de Historia de la Iglesia, Salt Lake City.

  19. Baldwin, Account of Zion’s Camp, pág. 12.

  20. Baldwin, Account of Zion’s Camp, pág. 12; el uso de las mayúsculas del inglés se ha estandarizado.

  21. Baldwin, Account of Zion’s Camp, pág. 13; José Smith y otros hermanos, “Declaración, 21 de junio de 1834” págs. 1–2, josephsmithpapers.org.

  22. José Smith y otros hermanos, “Declaración, 21 de junio de 1834”, págs. 1–2, josephsmithpapers.org; “The Mormon Controversy”, Washington D.C. Daily National Intelligencer, 23 de julio de 1834, pág. 3.

  23. William F. Cahoon, Autobiografía, pág. 43, Biblioteca de Historia de la Iglesia, Salt Lake City.

  24. Joseph Holbrook, Autobiografía y diario, pág. 38, Biblioteca de Historia de la Iglesia, Salt Lake City.

  25. “Revelación, 24 de junio de 1834 (D. y C. 105)”, págs. 97–100, josephsmithpapers.org.

  26. Baldwin, Account of Zion’s Camp, pág. 14.

  27. Baldwin, Account of Zion’s Camp, pág. 14; Max H. Parkin, “Zion’s Camp Cholera Victims Monument Dedication”, Missouri Mormon Frontier Foundation Newsletter, tomo XV, Otoño de 1997, págs. 4–5.

  28. Baldwin, Account of Zion’s Camp, pág. 15.

  29. “Revelación, 22 de junio de 1834 (D. y C. 105)”, pág. 98, josephsmithpapers.org.